octubre 19, 2013

Bogotá

Un morro, la ladera de un cerro cubierta de verde, una autopista a lo lejos, una fila de techitos iguales. De todos los lugares llegan voces que hablan y todos los paisajes nos dicen cosas cuando uno sabe escuchar. Y aunque casi siempre me traigas hermosas palabras de amor, a veces escucho tu voz como un lamento, como una elegía a lo que pudo ser y no fue. A veces me cuentas mis errores, o mis ausencias; a veces me das consuelo, me ayudas a dormir feliz.
Otras, solo me torturas el alma dicéndome "despierta, que aquí te está esperando ella".

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