enero 20, 2012

¿Vamos a cambiar el mundo de una vez? A empezar a cambiarlo, quiero decir. La verdad es que estoy un poco cansado de cada dos meses estar quejándome otra vez de algún capricho de los que tienen el poder. Estoy cansado de hablar y hablar de lo mal que está todo. Tengo ganas de hacer algo, pero soy uno solo, un individuo más entre los miles de millones que se quejan en todo el mundo. Igual que vos. Pero hay una solución y, si sigues leyendo, verás que no estoy mintiendo.
Cuando protestamos contra la Ley SOPA empezamos todos a pensar lo mismo: ¿Hasta cuándo tendremos que soportar a estos tipos? ¿Hasta cuándo tendremos que seguir soportando estos abusos? Hay una respuesta muy simple: hasta que todos digamos basta.
Hasta ahora, toda lucha contra esta decisión totalmente antidemocrática y contraria al sentir de casi todos los ciudadanos se ha reducido a unos cuantos sitios de Internet apagados durante algunas horas. Los demás, nosotros,  solo nos quejamos de palabra, sin hacer nada para que esto cambie.
Estas Leyes no son un invento de una mente maquiavélica y caprichosa que se despertó con ganas de fastidiarnos un poco. Son el resultado de la presión que las empresas ejercen sobre los gobiernos. 
Todos sabemos que el gobierno de los Estados Unidos responde no a los ciudadanos que los votan sino a las empresas que los mantienen. Tampoco es sorpresa que ellos, los que tienen la obligación de velar por el derecho a la Educación y la Cultura de quienes los eligieron, aprueben leyes que atenten contra este derecho constitucional en pos de los dividendos de esas empresas. 
Lo cierto es que ya nadie nos representa. TODOS los gobiernos responden a los intereses privados de unos pocos.  
A pedido de Universal Music Group, el FBI comenzó la cacería de brujas. Y no esperen algo nuevo: la Inquisición ha vuelto, esta vez, con Mulder y Scully repartiéndose el papel de Torquemada. 
Pero el problema es mucho más grave. En las acusaciones formales entran también sitios de otros países. ¿Serán nuestros gobiernos capaces de frenar esta violación a nuestros derechos constitucionales y capaces de garantizarnos nuestra libertad y nuestra soberanía? No, claro que no, nuestros gobiernos responden también al tirano del norte. Lo que ellos digan, será Ley, no solo dentro del territorio norteamericano. 
Tu capricho, Tío Sam, es Ley. Y esta Ley es una violación a la soberanía de cada nación del mundo. Una Ley proclamada en los Estados Unidos de Norteamérica regirá la suerte cultural de TODOS los países del mundo. 
¿Querés saber cómo se termina con esta situación de una vez por todas? Fácil, muy fácil. Atacando el problema desde sus mismas raíces.
El poder, aquel que alguna vez provenía de Dios para depositarse en los reyes, hoy proviene del dinero y decide el destino de nuestros gobiernos. La verdadera soberanía de cada pueblo (si es que aún quedan naciones libres) proviene, únicamente, del dinero. Quien tiene el dinero, tiene el poder. Esto significa que solo quien tenga el dinero podrá tomar las decisiones. 
Ahora bien, ¿quién es el que tiene el dinero? ¿Quién es el "soberano"? NOSOTROS.
Estas grandes empresas alimentan al poder y le imponen el juego que más les conviene. Pero, ¿quién alimenta a estas grandes empresas? De nuevo, NOSOTROS. El poder de la soberanía, ahora proveniente del dinero, sigue estando en el pueblo, en los individuos. 
Hemos sido siempre nosotros, cada uno de nosotros, quien ha estado alimentando a estos monstruos de la cultura durante décadas. No existe un solo sello discográfico, ni una editorial, ni una productora de cine que viva de sus propios empleados comprando sus propios productos. Somos nosotros quienes les damos el dinero. 
Aseguré antes tener la solución a estos abusos. La solución es que seamos nosotros quienes empecemos desde hoy mismo a imponer nuestras condiciones. Una revolución, pacífica pero eficaz que se alimente de nuestra propia indignación. 
Solo hay que preguntarse ¿por qué empresas de la talla de Universal Music Group necesita esta Ley? Porque tienen miedo, porque saben que dependen de nosotros, de cada uno de nosotros. Si dejamos de comprar sus productos estas empresas desaparecen.  
¿Qué pasaría si TODOS decidimos no volver a darles nuestro dinero a ellos? No habría más leyes SOPA nunca más.
Antes que dejes de leer desilucionado ante una solución tan obvia quiero destacar algo: ellos cuentan con que no podemos ponernos de acuerdo, o que si lo hacemos, esto duraría unos cuantos días y luego todo al olvido. La verdad es que si nos ponemos de acuerdo, de verdad, con la firme decisión de cumplir este pacto, podemos exigir la anulación de la Ley.
Podemos imponer nuestras condiciones: no volver a comprarles, a darles nuestro dinero hasta que no exigan la anulación definitiva de la Ley SOPA. 
Universal sangró solamente con las descargas de Megaupload...¿cuánto daño podría causarle un acuerdo en todo el mundo de NO comprar más sus productos? Sin duda que mucho.
Tenemos arte por doquier. La red está plagada de escritores que vale la pena leer. Que cada uno busque hasta encontrar alguno que le guste y, en vez de pagar un libro que siga alimentando a estas bestias, manden un cheque al autor de ese blog. Hay millones.
Hay millones de grupos musicales y cantantes difundiendo su obra en bares y canales de YouTube. En vez de pagar un CD o un DVD, manden un cheque a esos músicos. Asistan a los conciertos y compren los CDs que ellos mismos, y con mucho esfuerzo, han editado.
Hay miles de productoras de cine independiente, editoriales pequeñas que buscan promover nuevos autores sin imponer condiciones, pequeños estudios capaces de editar CDs de música ansiosos de vender copias de grupos desconocidos. Paguemos arte. Demos nuestro dinero a los artistas que se editan y se venden en bares, por la web, por su propio esfuerzo. No engordemos más al monstruo hasta que acepte nuestras condiciones.  
Los autores no busquemos intermediarios. Trabajemos con ganas y de a poco, juntando moneda por moneda hasta poder pagar una edición propia y venderla. Con humildad, y con la tranquilidad de saber que estamos haciendo nuestro trabajo sin que nadie nos robe, y que estamos sembrando un futuro que hoy parece utópico. Hoy no es necesario un intermediario para vender un libro o un CD a mil o diez mil kilómetros de donde vivimos. Tenemos la red, no los necesitamos.
Los consumidores, no compremos más algo que tenga el sello de estos grandes monstruos. Si dejamos de comprar, dejan de vender. Así de simple. 


Yo soy nadie. Un don nadie, como suele decirse. Igual que vos y que cada persona que anda caminando por la calle indignada con los incesantes abusos de un poder cada vez más corrupto y criminal. Hasta hace poco, todo el mundo se llenó de indignados en las calles y no cambió nada. Porque seguimos creyendo que con tuitear un "NO a la Ley SOPA"  vamos a lograr algo. Porque seguimos esperando que nos escuchen esos mismos que convirtieron a la democracia en un instrumento para dominarnos. 
No quieren escucharnos. No necesitan escucharnos porque siguen diciendo, y nosotros creyendo, que el poder es de ellos y de unos pocos que toman las decisiones. El poder es del que tiene el dinero. Y el dinero lo tenemos nosotros. Lo tuvimos siempre nosotros, pero se lo dimos a empresas que lo querían para imponernos leyes antidemocráticas.


SOMOS LOS SOBERANOS Y TENEMOS EL DEBER DE EJERCER NUESTRA SOBERANÍA.
Exigimos:
1- la anulación de ésta y todas las leyes que violen nuestro derecho a la cultura;
2- la penalización y condena legal a las empresas que practican la usura y el robo quedándose con lo que pertence a los artistas;
3- la anulación de las leyes de derechos de autor vigentes que son, en realidad, leyes de derechos del intermediario;
4-la elaboración de nuevas leyes que protegan verdaderamente los derechos del autor y condene a todo aquel que pretenda, bajo el rótulo de intermediario, apropiarse de las obras y decidir cuánto debemos pagar por ellas;
5-que toda obra musical o intelectual de autor fallecido sea declarada patrimonio cultural de la humanidad y pueda ser distribuida libremente, siempre que se haga sin fines de lucro, y que el pago de derechos recaiga, solamente, sobre aquellos que obtengan ganancias con las obras. 


Estoy seguro que podemos terminar con esto. Si TODOS nos ponemos firmes y declaramos públicamente que no volveremos a comprar los productos de las grandes empresas monstruos, hasta que ellas mismas se retracten y acepten nuestras condiciones. 


No es una utopía si todos nos ponemos de acuerdo. Somos millones los artistas en el mundo esperando que la cultura sea de todos. No queremos, ni tenemos por qué, seguir soportando este abuso de los intermediarios. El arte es nuestro. De todos. El dinero lo tenemos cada uno de nosotros y somos soberanos: nosotros vamos a decidir el final de esta lucha. Solo necesitamos una cosa: ponernos de acuerdo y anunciarles a los inquisidores que el arte es y será siempre de los artistas y del público.
¡Tenemos que dejar de darles dinero hasta que anulen la Ley o desaparezcan para siempre!


NO A LA LEY SOPA NI A LA VIOLACIÓN DE NUESTROS DERECHOS Y NUESTRA SOBERANIA.