A los Qom
Mataron a un hombre para sacarle sus tierras. A un indio; lo mató un policía que seguía órdenes de arriba.
Lo mataron por un pedazo de tierra que no vale dos mangos. Pero parece que un funcionario encontró a un empresario que dice que esa tierra puede servirle para algo y pagaría buena coima por comprarla.
La prensa opositora dijo algo. Poco. Casi nada.
Después vino el silencio. Ni siquiera la renuncia de un comisario sin voz ni voto.
Nadie volvió a nombrarlo. Lo habían matado dos veces.