─Sabés que no es posible─ dijo ella.
─Si, pero no sé, yo esperaba que...
─No tenés que esperar nada de mi
─Pero yo...
─Está bien, no te sientas mal
─No, no me siento mal, me siento enamorado...
─Bueno, que no te sientas culpable quise decir...
─No siento culpa, siento amor...
─Bueno, que no te preocupes por mi, que no me molesta que te hayas enamorado
─No habría por qué molestarse
─No importa, ¿sabés? Dejá así, estabas escribiendo un cuento, yo era tu protagonista; me creaste tan perfecta que te enamoraste...pero no puedo amarte, soy un personaje de uno de tus cuentos; ni siquiera soy real.
Él lo pensó dos veces. La amaba, no podía hacerle eso, aunque tenía que hacerlo. Entonces borró cada palabra que había escrito hasta llegar al título del cuento que tenía a medio escribir. El título, precisamente Su nombre, le dolió más que le resto.
Cuando la hoja había vuelto a estar en blanco recordó sus últimas palabras "me hiciste tan perfecta" había dicho ella. No, pensó él, para ser perfecta me faltó darte la capacidad de amar.