"Fui feliz. Tuve el amor de una familia que me cuidó siempre y me contuvo. Tuve el amor de todas las mujeres que quise y amé, cada una en su momento y por el tiempo preciso, sin discusiones, ni despedidas violentas. No guardo rencores ni supe nunca lo que es el odio. No conocí la pobreza y todo lo que necesité o quise lo tuve. Todo lo que emprendí resultó mejor de lo esperado. Tampoco sufrí de enfermedades, ni molestias físicas.
Todo en mi vida fue soñado, perfecto. Solo una cosa hubiera empeñado esta vida perfecta: una vida plena exigía una muerte igualmente plena. No puedo morir anciano y que todos piensen, satisfechos, que he vivido todo lo que tenía que vivir. Es necesario un dolor sin atenuantes para una vida que no los tuvo en las dichas.
Ahora, mientras escribo estas líneas y pienso en el desfile de personas lamentando mi temprana muerte y mi vida truncada en todo su potencial, soy feliz."
La carta se encontró prolijamente ubicada junto al cadáver del hombre que se había suicidado.