enero 26, 2013
Cosquín: con las botas limpias de tierra.
Hace unos pocos días discutíamos por qué Cosquín era un constante repetir de la "fórmula Nocheros" y estuve prestando atención a algunas cosas que lamentablemente se han vuelto el pan nuestro de cada día en lo que debiera ser el mayor Festival de nuestra música.
Con el pretexto de "modernizar" el folclore ─ahora resulta que las manifestaciones verdaderamente artísticas y originarias de un pueblo pasan de moda─ han convertido el folclore en otra cosa. Dicen, y es fácil descubrir que mienten y por qué mienten ─money, money, money─ que el folclore se actualiza, se renueva, adquiere nuevas características que lo ponen al día con el gusto del público.
Lo cierto es que de moderno, el folclore argentino no tiene nada. Salvando a duras penas el último disco de Abel Pintos, "Revolución" (una revolución escasa pero, al menos, verdadera dentro de su insuficiencia) el resto pretende confundirnos para vendernos algo que de folclórico tiene tanto como Pappo o Valeria Linch. El folclore argentino es hoy, en el mejor de los casos, buen rock argentino; en el peor, música melódica. De folclore, nada. Anoche se presentó Jorge Rojas, uno de los preferidos por el público femenino. Lo acompañaron sus dos hermanos, "traídos directamente del Chaco-Salteño", región del país que poco falta para que deje de reconocer a quienes se autoproclaman sus hijos en nombre del mercado. Como otro que también salió de esa zona ─el Chaqueño Palavecino─ los Rojas parecen no haber conocido el folclore ni de cerca.
El esfuerzo, casi sobrenatural, que hacen estos falsos cantores para arruinar zambas y chacareras es prodigioso. El 10 o 20 por ciento de las cuerdas vocales de estos tres hermanos debe haber muerto anoche sobre el escenario Atahualpa Yupanqui ─¡ay de ellos si resucitara el Maestro!─ en un esfuerzo inentendible, inexplicable, injustificable, de alcanzar notas que son más propia del canto lírico o melódico que del folclore.
Convertir el folclore en otros géneros musicales diciendo que se lo está modernizando es, cuando menos, una equivocación.
Y es que modernizar al folclore no hace falta.
Una de las principales características de todo hecho folclórico ─característica que, a la vez, lo define─ es su carácter popular. Esto significa que el folclore pertenece al mismo grupo social que lo ha ido construyendo y que en el tiempo va modificándolo de forma natural. El folclore, para ser tal cosa, debe actualizarse solo. Sí, como el antivirus o el Windows de tu compu. Todo elemento folclórico se reinventa cada vez que se lo practica.
No hace falta comprarte una pedalera propia de Iron Maiden para tocar una baguala para modernizar el folclore. Bastará, si uno tiene cierta capacidad artística, con interpretar las obras de una manera no imitativa. No copiar es la regla número uno de cualquier hecho folclórico. Y no copiar es la forma de reinventar la música folclórica.
Interpretar cada obra como si fuera nueva y propia es lo que moderniza, actualiza, el folclore. Cuando un músico nacido y formado un siglo después de la composición de un tema lo interpreta con su propia voz, el folclore se está actualizando.
Esa es la verdadera modernización del folclore. No la que nos quieren vender. Usar guitarras eléctricas no moderniza el folclore, lo convierte en rock; cantarlo estirando la tesitura original de un tema hasta alturas inexistentes ─exponiendo al público, en la mayoría de los casos, a tener que visitar al otorrinolaringólogo dentro de las siguientes dos semanas─ no lo moderniza, lo convierte en música melódica.
El verdadero folclore responde a su propia tierra. Va mucho más allá de una simple repetición de patrones rítmicos. A la música escrita dentro de esos patrones se los denomina "aire de..." o "...canción". "Aire de zamba" o "Zamba canción" no son parte del folclore, sino de la música popular de autor y, en los mejores casos, académica.
En lo que va de Cosquín no hemos tenido el placer de escuchar música folclórica argentina ni por equivocación ─¡cometen tantos errores que bien podrían equivocarse una vez para bien!
Hoy terminan las noches de competencia. Para mañana quedan entregas de premios, menciones, repetición de los artistas que todavía no viven de la música y alguna otra cosa.
De cardón y algarrobo, del olor a guitarra de buena madera, de cantores auténticos...ni un poco. De la tierra, ni una partícula de polvo. Habrá que guardar el plumero unos años y dejar esas botas caras de cowboys que tanto les duele ensuciar y salir a empolvarnos con nuestra tierra otra vez. Si es que nos queda algo de memoria.
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