La irrealidad depende de los intereses que pone en juego cada observador. El subjetivismo es la principal causa de distorsión de la realidad. Esto en las relaciones interpersonales es más claro y, cuanto menos conviene al sujeto captar la verdadera situación, más intenta desdibujar el cuadro general de situación. Lo que no conviene saber se oculta y lo que hace falta, si no está, se inventa.
De todas formas, cuando al sentimiento se lo modifica con el fin de hacerlo más conveniente es cuando más se nota el miedo de aceptar que se está llamando "amor" a la incapacidad de aceptar un sentimiento verdadero, capaz de mantener la relación dentro de un marco relativamente objetivo.
La modernidad nos ha vaciado. Llamamos "amor" a cualquier forma de sentimiento que nos saque del letargo. Muchos buscan solamente relaciones violentas en las que la unión esté determinada por reacciones agresivas, confundiendo la intensidad de estas discusiones con un sentimiento mayor, pero absolutamente opuesto. Esto puede originarse en la impotencia que surge al no poder canalizar las propias frustraciones originadas en los errores cometidos pero no reconocidos a nivel consciente.
En estas parejas, al no poder amarse mutuamente, se agreden con intensidad para compensar el vacío y el sinsentido de la relación. Mientras que, por otro lado, los sentimientos verdaderos hacia personas externas a la pareja que han sido inconscientemente reprimidos (o bloqueados, por miedo ante repetidas frustraciones, por miedo a sentirse vulnerables) se exteriorizan por medio de resentimiento o bronca constante hacia ellos, resultado no del accionar de esas otras personas sino de la propia decepción ante la vida y la falta de herramientas para encauzar los sentimientos de manera correcta.
La incapacidad de accionar normalmente en este tipo de relaciones se refleja, por lo general, en la incapacidad de comunicar los hechos ocurridos en relación a la pareja con personas de otros entornos (amigos, parientes). Comúnmente, los individuos atrapados en esta forma de relación, son incapaces de conjugar correctamente la situación de pareja con situaciones fuera de ese entorno. No hablarán de sus parejas con nadie, o evitarán ser vistos publicamente con ellas. Es posible que se llegue, incluso, a la negación de la relación con el fin de evitar comentarios que expongan la verdadera condición de la pareja.
El primer síntoma de esto es el alejamiento de todos aquellos que se muestran en disconformidad con la relación. Cuánto más explícitamente, más rápido serán evitados por los miembros de la pareja con el fin de evitar conversaciones en las que tengan que "defenderse" (ya que ellos se sentirán "atacados" por aquellos que no coincidan con ellos). Esta sensación interna de "no tener argumentos" los alejará de cualquiera que vea con desagrado la unión de la pareja y pueda dejarlos expuestos a la necesidad de afrontar la discapacidad afectiva en la que viven.
septiembre 20, 2011
Me hablan, me explican cómo se entra en el Cielo. Pero no como salir del infierno. ¿Acaso lo conocen? ¿Acaso sus manos bajarán hasta el mismo fuego que me consume para ayudarme a levantarme? ¿O solo dirán que de necio quise quedarme en las llamas, ardiendo, para no reconocer que nunca han muerto ni descendido a los infiernos?
Cada llaga será mañana una medalla al coraje en la lucha por cada latido de un corazón que se enfermó de tus ojos.
Cada llaga será mañana una medalla al coraje en la lucha por cada latido de un corazón que se enfermó de tus ojos.
El monstruo miró a Teseo y distinguió en sus ojos a esa muchacha que lo esperaba fuera. Pensó en su propia vida, en su soledad, en su infinito encierro entre infinitos pasillos repetidos. Pensó que él nunca había tenido un amor, un abrazo, una compañera. La envidia le encendió el resentimiento y golpeó al héroe. Pero al verlo en el suelo, con sangre en el rostro volvió a sentir la pena y se dejó vencer. "¿Para qué seguir viviendo?", pensó. Y le regaló la libertad y el amor a ese otro que sí podía tenerlos.
septiembre 13, 2011
Guión para un cortometraje erótico
La cámara se acerca desde la puerta de la habitación.
En escena un hombre entrando en una mujer
con desesperada pasión, con silenciosa furia. Como intentando una salida de emergencia ante el inminente desastre.
Luego se levanta y se dirige al baño, donde se para frente al espejo.
Se mira, en silencio, durante unos segundos.
Finalmente se reconoce en el rostro enajenado e insatisfecho.
En la habitación, la mujer se ha quedado dormida, ajena a cualquier tribulación.
Él la ama. O la quiere. O le reconoce su presencia y su entrega.
El del espejo es otro, uno que no conoce la vida, que intenta escapar de la muerte inevitable escondiéndose en el vientre de esa mujer. O de cualquier otra. Ella se irá cuando no entienda que eso también es amor, entonces otra ocupará su lugar.
La cámara se queda un instante a cierta distancia abarcando a los protagonistas: a la izquierda de la imagen, por entre la puerta abierta del baño, el reflejo de un hombre parado frente al espejo; a la derecha, el cuerpo desnudo de una mujer dormida.
En la pantalla nunca aparece la palabra FIN. Solo se desvanece la imagen lentamente, como un recuerdo.
La cámara se acerca desde la puerta de la habitación.
En escena un hombre entrando en una mujer
con desesperada pasión, con silenciosa furia. Como intentando una salida de emergencia ante el inminente desastre.
Luego se levanta y se dirige al baño, donde se para frente al espejo.
Se mira, en silencio, durante unos segundos.
Finalmente se reconoce en el rostro enajenado e insatisfecho.
En la habitación, la mujer se ha quedado dormida, ajena a cualquier tribulación.
Él la ama. O la quiere. O le reconoce su presencia y su entrega.
El del espejo es otro, uno que no conoce la vida, que intenta escapar de la muerte inevitable escondiéndose en el vientre de esa mujer. O de cualquier otra. Ella se irá cuando no entienda que eso también es amor, entonces otra ocupará su lugar.
La cámara se queda un instante a cierta distancia abarcando a los protagonistas: a la izquierda de la imagen, por entre la puerta abierta del baño, el reflejo de un hombre parado frente al espejo; a la derecha, el cuerpo desnudo de una mujer dormida.
En la pantalla nunca aparece la palabra FIN. Solo se desvanece la imagen lentamente, como un recuerdo.
septiembre 11, 2011
De pronto recordé una noche, una noche cualquiera. Me había asaltado la terrible soledad y un nombre, uno solo, se me apareció en el sueño. Quise morir para no perderla pero hubo, como cada día, un sol nuevo en el cielo. Toda la mañana se me fue en aprender a olvidarla. Aquella mañana fue la más larga, y duró todo el invierno.
septiembre 08, 2011
Escapaba porque correr es buen ejercicio. En sus huidas encontraba a muchos como él que estaban huyendo. Pero nunca los entendía. Él no podía entender eso de correr de un lugar a otro para cambiar algo. Los lugares son todos iguales, pensaba, uno no escapa de un cerro, de un río, de un bosque. Escapa de la gente que los habita. Pero él no entendía porque hay gente que quiera huir de otra gente. Él solo corría porque le gustaba moverse, cambiar de aires, de horizonte. Se iba para volver, se perdía para reencontrarse con su gente. Él no huía de nada ni de nadie. Solo se iba, de a ratos, a un mundo de poemas y tristezas infinitas. Allí, se decía, el horizonte es un hilo largo entre el cielo y el mar.
Luego, cuando volvía, el mundo era diferente, como si lo viera con un papel celofán violeta delante de sus ojos.
Lo acusaron de todo: egoísmo, egocéntrico, distraído, mal educado, irrespetuoso.
Nunca lo miraron. Si lo hubieran hecho, habrían visto un alma que no tenía hogar ni reposo.
Quizá alguien hubiera podido evitar que se escapara, un atardecer de lluvia, de la única vida que creyeron que tenía.
Luego, cuando volvía, el mundo era diferente, como si lo viera con un papel celofán violeta delante de sus ojos.
Lo acusaron de todo: egoísmo, egocéntrico, distraído, mal educado, irrespetuoso.
Nunca lo miraron. Si lo hubieran hecho, habrían visto un alma que no tenía hogar ni reposo.
Quizá alguien hubiera podido evitar que se escapara, un atardecer de lluvia, de la única vida que creyeron que tenía.
Sentir que no he perdido en el camino más que algunas cosas innecesarias. La incurable sinrazón sigue vigente. Entender que entender es solo ignorar las razones. No comprenderte para no sentir lástima de lo que has sido. Irremediablemente se abren caminos y uno llega a esa esquina en que debe dejar el pasado en el borde de una ventana. Y seguir caminando, mañana un beso nos dirá quién somos relamente. Y solo una certeza tengo, que ya no soy aquellos besos que no me diste.
septiembre 03, 2011
Si me dejaras creer en un tal vez, aunque sea mínimo, te asegurarías al menos un hombre que te tenga en un altar y esté dispuesto a lo que necesites siempre. Al decidir que jamás dirás que si me estás dando la libertad de no ocuparme de tí lo necesario, de no escoger los métodos de conquista adecuados y que finalmente te convendrían.
Esto es, si ningún camino lleva donde uno quiere llegar, ¿qué importa cuál escogamos?
Apología de la Histeria
Esto es, si ningún camino lleva donde uno quiere llegar, ¿qué importa cuál escogamos?
Apología de la Histeria
septiembre 02, 2011
A ella nada le importa, nada la conmueve. Pero le sigue aparentando para que él le diga "hola, ¿cómo estás?" y se siga arrastrando y la siga cuidando como cuando ella fingía estar con él. Él sabe que todo es de cartón y a veces sigue el juego. A veces se lo cree, y ese el problema. Juntos viven como cabras saltando de mentira en mentira, cada uno jugando su juego. Los dos pierden porque él nunca la alcanzará y ella seguirá perdida entre amistades de cartón y hombres que la dejen antes que termine de vestirse. El cree en el amor eterno, ella en que todo muera rápido para no aburrirse. Los dos corren, ninguno llega. El se acostará pensando en ella, necesitándola. Ella se despertará sin entender nunca por qué el hombre que duerme a su lado, teniéndola tan fácil y sin resistencias, no la cuida como él que nunca tiene nada de ella y solo vive en su espera. Es una historia entre dos seres anacrónicos. Es una historia entre romántica y moderna. Es una historia de amor, de amor moderno.
Y eran un par de sueños truncos los que pendían de una cuerda deshilachada en el centro y a punto de cortarse.
La mitad del tiempo la amenza y la ansiedad,
la lucha y contradiccion interna de esperar el desprendimiento anunciado, ansiado, en cierta manera,
como se quiere saltar a un abismo cuando se lo tiene enfrente.
Quería pasar la muerte, quitarse esa tensión de encima lo antes posible para vivir sin esa angustia que le raspaba la garganta por dentro.
Morir, eso ayudaría, morir d euna vez y seguir viviendo después sin pensar en aquello. Vivir eternamente como en un sueño estúpido donde todo ocurre sin sentido, sin necesidad ni razón.
Eso estaría bien, pensó. De una vez por todas. De una vez. Matarse. Desprenderse del sueño ese de no tener sueños.
Lo pensó y lo decidió. Y así de simple lo resolvió.
A las 10:53am abandonó el desayuno y se cortó el cuello.
Todas las asperezas salieron en gorgoteos escarlatas.
A las 11:13am volvía a la mesa y retoma el desayuno (ya frío).
El primer placer que tuvo en la vida fue sentir el café bajando suave, sin rasguñarle la garganta.
"Ya está", se dijo en voz alta para asegurarse que estaba vivo, "ya está, ahora a seguir viviendo".
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