abril 20, 2011
Me siento perdido y confundido en un mundo exitista. La ética moderna persigue los antiguos cánones de la alquimia pretendiendo convertir en oro todo lo que toca. Todo se justifica con la frase "pero mirá que te pago" como si eso fuera lo único realmente importante. Bueno, acepto que me escupan en la cara cien millones de personas, ¡pero me pagan!...Me importa tan poco este materialismo rayano en lo patológico que sueño con un futuro habitado por generaciones que han sido privadas de toda forma de familia por la ambición obsesiva de sus procreadores. En ellos reside mi esperanza de una nueva ética: en los hijos de los cada vez más ausentes padres enfermos. Quizás un día esos hijos huérfanos del materialismo asfixiante reinventen el mundo a partir de nuevos valores que hoy, incluso en las clases más empobrecidas, han sido olvidados.
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Coincido, los valores han sido olvidados pero ha de ser que aquello que ha provocado esta laguna mental temporal o permanente ha sido creación de la misma gente que aletargada por los verdes han vendido su propia alma.
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