Macho como no se ha cantado nunca en milongas o tangos. Masculino y delicado en exactas proporciones. Eterno enamorado del amor y ganador invicto con las mujeres. Amante irresistible, de los que rompen familias para siempre. El preferido por las jovencitas que buscan experiencia y de las divorciadas que buscan trofeos.
Hombre cultivado, de modales exquisitos, gestos refinados, con ese toque exacto de sensibilidad femenina ─no "maricón"─ para las maduras; joven y alegre, de fresca elegancia y con la broma fina y divertida para las muchachitas de buena familia; irreverente y con medida desprolijidad para las más reas.
De voz masculina y serena que conmueve, serena, excita o protege de acuerdo a la ocasión y la necesidad. Conocedor de poesías para enamorar viejas o de frases sucias que vuelvan locas a sus amantes divorciadas.
Conquistador irresistible con la empleada de la farmacia que le vende el gel para el pelo o la cajera del supermercado a la que le hace el favor de coquetearle para hacerla sentir bonita.
Hombre de pelo en pecho hasta que la moda impuso lo contrario.
Anoche (hoy) regresó a dormir con el sol en la nuca, borracho de invitar tragos a alumnas del CBC en el pub de la facultad.
Poco antes del mediodía enfrenta la resaca de abrir los ojos cuando escucha la voz que lo despierta para saber:
─¡Luisito! ¿Dónde me dejaste la crema antiarrugas anoche?
─¡No sé, mamá, dejame dormir!
─¡Yo no sé por qué no se compra la suya! ─dice la pobre anciana. ─¿Con qué plata se va a comprar la crema este vago? ─murmura mientras vuelve a revolver el mueblecito blanco del baño.
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