marzo 21, 2013
Uno piensa. Piensa en su propio nombre y desde un ─su─ pequeño cerebro, fabricado a medida y, muchas veces, bastante ajustado, para ocupar la propia calavera.
Uno piensa como puede, como se le ocurre, precisamente, a su propio cerebro. Uno piensa desde uno, para uno y por uno.
El error está en creer que esa idea, ese pensamiento, ese resultado de un montón de cosas internas, que ocurren dentro de uno, pueden asimilarse al otro. A ese otro tan parecido pero tan diferente a uno.
El error está en creer que uno puede pensar por el otro. Y olvidar que el otro también es "uno" y también tiene su pequeño cerebro ajustado a su propia calavera.
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