junio 01, 2012
Cuando hablan de un aumento de toma de conciencia siempre me suena un poco a un aumento de la hipocresía general que nos rodea. Protestamos contra las invasiones yanquis en Medio Oriente, pero no andamos en bicicleta para fundir a las petroleras; nos quejamos de las leyes represivas contra la libertad en la web, pero compramos el último CD de Arjona o el último libro de Galeano a lo que nos digan que vale; gritamos porque las grandes empresas hacen lobby político y deciden nuestro futuro, pero no dejamos de comer en McDonalds ni de correr tras las ofertas inservibles de los grandes hipermercados. Pagamos 50 lo que cuesta 10 solo porque la etiqueta es otra y luego, "que difícil está todo" repetimos por todos lados. Claro que está difícil, porque seguimos siendo los que habitamos este mundo podrido y miserable donde un tipo que juega bien a la pelota gana lo que costaría descubrir la cura contra el cáncer, una puta en televisión gana lo que les daría de comer a 10 familias. ¿Pero dejamos de ver al Barcelona? ¿Dejamos de ver esa televisión mediocre? No, ni de casualidad. El culo de cualquiera en la televisión nos relaja, nos desenchufa decimos...y repetimos a coro "qué difícil está todo". Pero seguimos con el mismo mensaje inútil que nos venden los que nos manejan: necesitamos un cambio de conciencia.
No, de conciencia no, de acción tiene que ser el cambio. Estoy harto de militantes con blackberry, comunistas con Nike, revolucionarios de camisa y corbata corriendo de banco en banco.
Al final, siempre tomamos conciencia, de todo lo grave que ocurre, de todas las injusticias en el mundo, salvamos vidas compartiendo fotos en facebook, derrocamos dictaduras con un hashtag en twitter...y volvemos felices a nuestra casa a ver todas esas celebridades y políticos que nos dicen que hay que tomar conciencia o que estamos haciendo las cosas bien o que el país creció un puto tanto por ciento.
Y nunca vemos el crecimiento, la mejoría, ni el cambio en la conciencia. Porque es mentira que exista ese cambio, solo hablamos de cambiar, pero en ningún lado se ve que algo haya cambiado: los mismos gobiernos de los que nos quejamos, la misma corrupción por todos lados, la misma tragedia humana por todos lados. Jóvenes de todo el mundo salen a las calles y se quejan...¿de qué? ¿rechazarían el poder si los alcanzara? ¿Seguirán siendo buscadores de la libertad cuando quieran encerrarlos en una ideología o en un cargo político? ¿Rechazarán los sueldos oficiales contra los que protestan cuando se los ofrezcan a ellos? España explota y sale a la calle, y confirma luego a sus poderosos; México sale a luchar contra la corrupción, pero tampoco se renueva; Argentina grita a los cuatro vientos los crímenes de un gobierno que sigue siendo reelegido...y ya no hay excusas.
Queremos que el otro cambie, esperamos que los demás cambien. "Si los demás cambiaran" decimos todos, Y cada uno es el "demás" del otro y los "demás" de nadie cambian jamás porque somos nosotros esos "demás" y nunca cambiamos. Queremos un mundo donde la política sea transparente, ajena a los intereses económicos que la manejan, pero seguimos alimentando a los monstruos que manipulan la verdad, la información, y forjan las cadenas que arrastramos. Damos de comer a cada multinacional que decide el destino de todos los pueblos como si no hubiera ya pueblos en el mundo.
Entregamos nuestra libertad en cuotas cuando consumimos lo que ellos nos venden. Nunca he visto al almacenero de mi barrio haciendo lobby, exigiendo una ley contra la libertad o el trabajo. Pero si a las grandes cadenas de almacenes que además explotan a sus empleados quitándoles toda posibilidad de futuro y que cuando se les antoja los echan a la calle sin importarles absolutamente nada para "reducir gastos".
Somos lo que hemos hecho de nuestro mundo. Nunca fue un problema de conciencia sino de acción, de sacrificio, porque ningún cambio es fácil ni instantáneo. no hay soluciones mágicas. No alcanza ya con gritar (y nunca alcanzó ni sirvió). Tenemos que salir a las calles pero no a gritar, sino a vivir libres de tanta publicidad, de tanta mentira. Tenemos que dar de comer a quien trabaja, no a quien vende el trabajo ajeno, a entender de una buena vez que el soberano en nuestro mundo es quien tiene el dinero....o sea, nosotros. A ellos se lo damos nosotros cuando compramos sus mentiras elegantes y siempre de moda.
Alguna vez tenemos que hacernos cargo de nuestra propia responsabilidad sobre este mundo. Si nadie compra lo que venden ellos no gana, si nadie los vota ellos no gobiernan, si nadie los sigue no llegarán nunca a ningún lado. No alcanza con tomar conciencia de lo que está mal, y no sirve de nada mientras seguimos sentados quejándonos sin cambiar nuestras acciones cotidianas.
Vivimos en un basural, comemos mierda, tragamos mierda, digerimos mierda y cagamos mierda...¿no se aburren de tanta mierda?
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Te he otorgado el Premio Liebster Blog, pásate el lunes 4 in the night por el mío, "Esto No Es Yugoslavia" a recoger el premio.
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