Si me encontrara un día al mismísimo Dios le preguntaria cuáles son las cosas que más ama en el mundo.
Entonces se las quitaría todas, una por una y las destruiría irremediablemente, para siempre.
Después me sentaria a verlo llorar al Gran Idiota.
Y me reiría, mucho, muchísimo, de su eterno dolor.
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