febrero 18, 2013


Tendremos el Fuego.

El Fuego es inquietud. Es asombro que perdura aún a pesar de los desesperados intentos de la razón empírica por desasombrarnos y convertirnos en materia helada.
Los que temen al fuego dicen, y por sus bocas habla el miedo a todo lo verdadero, que el Fuego quema y destruye. Y dicen que el Rayo es destrucción.
Temen al Fuego que proviene del Rayo. Temen al Rayo que es hijo legítimo de la misma Tierra que pisan ─pisotean─ y el Cielo que niegan.
Para ellos es más fácil mirar a la sombra, porque no encandila.

Porque temen a la muerte. Porque la llaman "el Final". Porque no pueden mirarla a los ojos y reconocerse en esa otra forma de existencia que alterna con la vida.
Sin embargo, he visto en el tronco quemado de un árbol, después del rayo renacer las hojas verdes.
He visto morir seres amados que luego vuelven con más fuerza, liberados de y por la muerte.
He amado después de haber amado.
Y he visto al alma curarse de todo lo que daña.

Los Sacerdotes de la Materia temen al Fuego. Porque el Fuego destruye la materia y la transforma en ceniza, materia blanda de la que facilmente puede uno escaparse.

El Fuego es la verdad y ellos una búsqueda insaciable por librarse de la muerte.
En esa búsqueda, tendrán un día el control sobre todo lo físico, lo tangible, lo aparente. Llegará el día en que controlarán la materia. Pero no tendrán el Espíritu.
Ni tendrán la Belleza.
Ni tendrán la Poesía.
Ni tendrán la Eternidad.

Serán sus propios dioses de lo aparente. Ellos controlarán la materia, el envase.
Tienen las ciudades, y creen tener al hombre que vive en ellas.
Controlan al hombre, y creen tener al espíritu que vive en él.

Ellos tienen el control, nosotros tendremos la libertad.
Ellos tienen la información, nosotros tendremos la verdad.
Ellos tienen el discurso, nosotros la palabra. 

Si ellos tiene el poder, nosotros tendremos el fuego.  








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