¿De quién son las guerras, Señor?
¿De quien las ganas?
¿De quien las pierde?
¿De quienes mueren?
¿O de quienes reconstruyen las ciudades que antes destruyeron para ganar dinero con la reconstrucción?
julio 08, 2013
Cuando me defino, no me defino por lo que tal vez sea sino por lo que seguro no soy. No soy abogado, ni médico, ni ingeniero, ni guardavidas...
¿Músico? Un poco puede ser. ¿Escritor, poeta? No puedo decir que no lo sea; no con certeza.
Un viejo (muy viejo) truco para encontrar lo que algo es consiste, precisamente, en empezar por lo que no es. También funciona con uno.
Esto pasa porque es simple empezar así. Lo que uno no es es el universo casi completo; de otra manera: el universo es todo menos uno, pero lo que uno es es algo único.
Sabemos que el hilo se corta por lo más delgado, que la unión hace la fuerza, y todas esas frases hechas.
Imaginemos un manojo de ramas secas, delgadas y frágiles. Imaginemos ahora que ponemos por un lado una rama sola y, por el otro, todas las demás ramas. ¿Cuál se rompería más fácil? Claramente, la pobre y solitaria rama lleva las de perder.
Esto mismo ocurriría con cada uno de nosotros si dejamos que nos aglutinen como ramas secas. Juntos es difícil que nos quiebren, es cierto y es bueno, porque nos da hasta cierta seguridad, aunque más no sea, de seguir siendo parte del todo. Pero individualmente, en lo que cada uno es, demasiado fácil quebrarnos.
Por eso es tan importante defender, en estos tiempos de amontonamientos, lo que se es. Para no quebrarse, para no dejar de ser eso único que cada uno es.
Defendamos lo que somos porque cuando hayamos perdido eso único que somos, ya no seremos más que todo aquello que no fuimos nunca.
julio 07, 2013
Era evidente que esperaba algo. Sentado allí, en soledad, con la mirada extraviada.
─¿Qué esperas?
─Habían dicho que el fin del mundo llegaría hoy ─respondió con tristeza.
Dios lo miró y miró la devastación que lo rodeaba. El mundo ardía en incendios provocados por el hombre, no quedaba ni una gota de agua, ni un solo punto verde en millas y millas. En el cielo, una nube de humos tóxicos cubría todo como un cieloraso manchado de humedad.
Dios recordó entonces la voz de los ángeles repitiendo "esto es bueno" durante la creación y se preguntó, después de varios milenios, si realmente había sido todo tan bueno.
─¿Qué esperas?
─Habían dicho que el fin del mundo llegaría hoy ─respondió con tristeza.
Dios lo miró y miró la devastación que lo rodeaba. El mundo ardía en incendios provocados por el hombre, no quedaba ni una gota de agua, ni un solo punto verde en millas y millas. En el cielo, una nube de humos tóxicos cubría todo como un cieloraso manchado de humedad.
Dios recordó entonces la voz de los ángeles repitiendo "esto es bueno" durante la creación y se preguntó, después de varios milenios, si realmente había sido todo tan bueno.
julio 03, 2013
preHistoria
No fue el fuego; ni la costumbre de construir casas o grandes edificios para los reyes y los sacerdotes; ni el cultivo de lo que antes se recolectaba o la crianza de animales que antes había que perseguir hasta la muerte. Fue, según la definición clásica, la escritura, la aparición de la palabra escrita, lo que marcó el inicio de la historia.
Todo lo anterior: el fuego, la arquitectura, el cultivo, la organización social, las religiones, todo lo que el hombre aprendió antes de aprender a escribir es solo la "pre" historia.
Ni siquiera el cristianismo, que dividió la historia en un antes y un después de Cristo, pudo imponer universalmente su distinción. Paganos y Cristianos dividen la historia, de igual modo, en un antes y un después de la escritura.
Escribir es, entre todos los actos humanos, el que da categoría de historia a la historia, el que divide para siempre lo que fue y lo que será.
Cuando la humanidad comenzó a escribir comenzó la historia. Desde entonces, cada vez que alguien comienza a escribir, comienza una historia.
Todo lo anterior: el fuego, la arquitectura, el cultivo, la organización social, las religiones, todo lo que el hombre aprendió antes de aprender a escribir es solo la "pre" historia.
Ni siquiera el cristianismo, que dividió la historia en un antes y un después de Cristo, pudo imponer universalmente su distinción. Paganos y Cristianos dividen la historia, de igual modo, en un antes y un después de la escritura.
Escribir es, entre todos los actos humanos, el que da categoría de historia a la historia, el que divide para siempre lo que fue y lo que será.
Cuando la humanidad comenzó a escribir comenzó la historia. Desde entonces, cada vez que alguien comienza a escribir, comienza una historia.
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